jueves, 26 de noviembre de 2009

probando-2

Miraba la caja boquiabierta: ¡Qué zapas más bonitas!
Y ahora quedaba la pregunta gorda: ¿Me quedarán bien? ¿cual será la sensación?

Al coger una se nota tan ligera, que me asombro. Miro la suela. Miro el perfil que me parece un poco recto. Miro las lazadas y los remates, y ... ya está bien de mirar: me pongo la zapa en cuestión.
Ato los cordones y ...

¡Qué sensación! ¡ es totalmente inesperada!

Me quedan perfectas.

Parece que son como un trozo de nube atado a tu pie. Aunque un poco tiesas.

Y así, cual niña pequeña con zapatos nuevos, me pongo a pegar brincos por todo el comedor, ¡vaya estampa! con un zapa y el zapato de calle (¡hoy no eran de tacón, por fortuna para mis vecinos de abajo! Aunque tenían a toda la tropa de nietos corriendo también, con lo que no notarían nada raro) .

Parece que tienen muelle.

Me pongo la otra. Y me paseo arriba y abajo ( lo consigo a duras penas ) .

Parece que se me salen un poquito. Aprieto los cordones.

Y pego brincos. ¡Tengo que bajar a probarlas, pero ya!

¡Ay, no! ¡que tengo yoga!

¡Ajá! Me miro los pies y sonrio. Todo se puede.

Me visto de medio yoga-corredora: pantalón largo y ancho, camiseta técnica, mi super-reloj y chubasquero ( que está el dia tontón)

Y me lanzo escaleras abajo. La portera me mira los pies ¿? (Sí, ya sé que son bonitas)

Y me pongo a trotar hasta la hora de la clase.

Parece que flotan y me sujetan muy bien el pie. El suelo de la calle está un poco resbaladizo por la llovizna y las hojas. Así que voy únicamente pendiente de las sensaciones de mis pies ¿tengo pies?

Es curioso porque andando parece que se me salen un poquito pero trotando se quedan más conectadas al pie.

Me las tengo que quitar en la clase de yoga. Normal. Pero las dejo cerquita.
Ommmmmmmmmmm,
mis zapassssssssssssss
Ammmmmmmmmmm,
mis zaaaaaaaaaaaaapaaaaaaaaaaassssssssss
Emmmmmmmmmmmmmmm
mis zapasssssssss
Immmmmmmmmmmmmm
Miiiiiiiiiiiiiiiissss zapassssssmmmmmmmmmmmm

¡Uf! Hoy ha tocado dia meditativo y yo no me concentraba en mi respiración sino en las zapas que tenía enfrente. Como táctica meditativa también vale, creo.

Y al salir otra vez a totrar: cuesta abajo, cuesta arriba, cuesta abajo. Poquito que es tarde y está muy oscuro.

Me gusta la sensación de ligereza. Se sujeta muy bien el pie. Y se siente mucho confort.

Tengo ahora una en mi regazo.
Querida zapa, espero probarte mucho más tiempo y ver qué tal nos llevamos.





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