Siempre que sale este tema hay posturas opuestas y encontradas, como el yang y el yin.
Por un lado estamos los que adoramos las carreras gratis y cuanto más baratas mejor, que además nunca defraudan y siempre ofrecen mucho más de lo que piden.
Y por otro están los que prefieren las carreras cuanto más caras mejor, y eso que siempre ofrecen ... ¡nada! a cambio de lo mucho que piden. Parece un contrasentido, pero los humanos somos así de raros.
Y luego está el grupo de los al revés, los del canto de la moneda. Los que van las carreras gratis y son tan rumbosos que dejan montones de dinero en el dorsal cero. (Bueno no conozco a nadie así, pero haberlos seguro que los hay), y el lado opuesto: los que van a las carreras de pago por el morrazo, aplicando cualquier excusa, cuanto más peregrina, mejor.
Yo me quedo, de nuevo, con la postura de Caballo Blanco, y sus hermosas palabras:
"No gracias. No quiero que nadie haga nada que no sea salir a correr, festejar, bailar, comer y pasar un tiempo con nosotros. Correr no se trata de hacer que la gente compre cosas. Correr debe ser un acto de libertad, amigo"
y con los comentarios que leí hace tiempo en este blog:
¿Y tú qué opinas?
Caballo Blanco, de ¿NACIDOS PARA CORRER verdad?
ResponderEliminarEnorme.
Me gustan las carreras que ofrecen cosas buenas, bien organizadas y bien hechas si hay hay que pagar algo, se paga.
Si, ese mismo, ¿a que es un tipo realmente sorprendente?
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