lunes, 7 de marzo de 2011

mi entrenamiento galopante


¡Qué ganas tenía de correr! Así, aunque me levanté temprano con idea de ir a una carrera, decidí hacerla por mi cuenta.

Correr hasta hartarme.

Ese era el objetivo, el pensamiento y la acción. Y lo logré, 13.80 km dan fé de ello, ¡y eso que decidí parar antes de cansarme!.

Me sentía muy bien corriendo, parece que los ejercicios extra que voy haciendo este año están surtiendo efecto. Mis piernas muy fuertes, los abdominales, la espalda, la respiración, todo parecía estar coordinado y en su sitio.

Suavidad, ligereza y felicidad.

Una felicidad suprema que sólo los que disfrutamos de las zancadas podemos entender. Llegar a ese estado de disfrutar sin sentir agotamiento, ni cansancio, ni dolor.

Eso creo que es el nirvana del que hablaba el autor en el zen del correr. Y lo he vuelto a lograr. Todavía me dura la sonrisa de oreja a oreja, la satisfacción inmensa de haberme superado, de haber logrado disfrutar con el frio aire de la mañana acariciando mi cara y perfumando mis pulmones.

Curiosamente, empecé a sentirme ligera a partir del kilómetro 6, y esta sensación iba aumentando según incorporaba kilómetros a mis zapas.

Un poco de correr de puntillas, en los metros finales cuando decidí terminar la sesión, me indican que esa técnica aporta mucha velocidad, incluso con kilómetros en las piernas, da la sensación de que vuelas; pero me agota, porque no es mi forma natural de correr.

Otro dia ese será mi objetivo. Hoy era correr, como el prota de running, correr y correr, correr por correr, y nada más que correr.

De domingo a domingo, voy a correr, cuándo será domingo cielito lindo para volver, ay,ay,ay,ay.

Sí, ayer iba cantando, también, mientras corria; no esta canción, me dió por otra, que hablaba del cielo azul, un poco lenta, pero podía correr y cantar, lo que indica que era despacito. Tendré que buscarme una canción más marchosa para la próxima vez, pero ¿con marcha y que se pueda cantar sin música? parece un poco dificil y si añado correr de puntillas a todo esto ya sería la requetepera... En fin, lo importante es:

¡Qué ganas tenía de correr! ¡qué ganas sigo teniendo de correr!.

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