Tenia mil problemas a la hora de pensar en qué ponerme para salir a entrenar. Ya no aguantaba más, con lesión o sin ella, necesitaba trotar al aire libre, y sentir el aire cortante, afinandome el rostro.
El gorro, los guantes el anorak, el bluff polar...el aire se colaba por cada agujero de las zapas, y endurecia mis ateridos músculos de las piernas, pero ha sido una experiencia maravillosa. Me sentia como alguien especial, como si estuviera a punto de descubrir un nuevo continente. Con la cara enrojecida del frio y la emoción de la superación, de minimizar los obstáculos, de sortear los miedos. Correr a mi aire, con la fuerza de mis pies y mi cabeza, es la mejor sensación de libertad que jamás un ser humano puede experimentar.
Aunque casi nada comparada con la de éstos del maratón del polo norte http://www.npmarathon.com/
¿Locos? No, locos son y están los que llevan cinco años dándome la brasa.( sí, ya sabeis a quienes me refiero, el psicópata y su secta de obedientes-adoradores).
Estos del maratón del polo norte, aparte de esforzados, son, .... no sé la envidia de los que, como yo somos aficionados, mera, pura, simple y llanamente, y no tenemos intenciones de llegar a esos extremos.
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