Otra de las cosas que me encantan del libro de Scott Jurek, es que habla de algo que yo también he conseguido, yo lo llamo nirvana corriendo, él le da otro nombre, pero la sensación es la misma: como de que estás en otro desfase de tiempo, y sobre todo te sientes volar.
Afortunadamente él aclara que sucede cuando sucede, que no se puede controlar, que los que lo hemos logrado nos quedamos con ganas de volver a conseguirlo...y, sí, es cierto..
Pero mientras espero que pase de nuevo, sigo controlando mi postura, mis brazos, mis zancadas, y mi respiración.
Es curioso, porque parece que tanto control no permite disfrutar, pero es al contrario. Casi sin darme cuenta consigo hacer diez kilómetros con esta técnica y se me hacen cortísimos. Bueno, claro, ir pendiente de la respiración te hace olvidarte de la sensación de cansancio, y esto beneficia al resto de tu organismo.
Ahora ya es tiempo de fijarme si puedo añadir velocidad a la ecuación, que veo que en momentos puntuales puedo, así que... es cuestión de probar.
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