Volví a poner en práctica esto del zen del correr y me dí cuenta de que hay algo diferente en esta metodología.
No es sólo que se corra con una sensación de mayor ligereza, sino que se obtiene a la vez una sensación de plenitud, de paz, de tranquilidad como hacía tiempo que no lograba (al menos, hasta este punto, corriendo)
Para mi la velocidad, sigue siendo algo sin importancia; como tampoco tiene importancia la cantidad de kilómetros que pueda lograr hacer; pero lo que sí me interesa son las sensaciones que tengo corriendo, y si éstas son positivas o incluso me acercan al nirvana, puedo decir que he logrado mi objetivo.
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